Una de las cuestiones más relevantes del trabajo del Equipo 57 fue que entendieron el arte como un medio de conocimiento, más que como un modo de expresión. En este sentido, esta exposición busca ser un dispositivo que permita comprender las vías que emprendieron los miembros del Equipo hasta llegar a los procesos artísticos que llevaron a cabo entre 1957, año de su constitución, y 1966, cuando se data formalmente su disolución. Por esta razón, en la muestra tienen especial relevancia dos conjuntos: los dibujos -que son precisamente el mejor lugar para indagar en sus investigaciones- y el archivo, puesto que ahí están las cartas mediante las que se comunicaban y debatían, además de fotografías y todo tipo de publicaciones y documentos que atestiguan e informan de esa manera de entender y estar en un sistema artístico y político que se pretendía transformar. Como ha señalado el profesor Simón Marchán Fiz, esta postura crítica buscaba cuestionar ¿la propia institución arte en la sociedad burguesa en general y la situación política y social española en particular¿.

Los miembros definitivos del Equipo 57 fueron Ángel Duarte, Agustín Ibarrola, Juan Serrano, José Duarte y Juan Cuenca. Los tres últimos cordobeses, así como otros (Segundo Castro y Alejandro Mesa, por ejemplo) que participaron en los primeros momentos junto a artistas de otras procedencias como Jorge Oteiza y Néstor Basterretxea. Además, dos fueron sus escenarios principales: París y Córdoba. La capital francesa fue el lugar donde se juntaron y empezaron a exponer, apoyados por el artista danés Richard Mortensen y la galerista Denise René. La ciudad andaluza como lugar de trabajo y encuentro, también de exposición y donde ensayar la integración entre las distintas disciplinas (pintura, escultura, diseño¿).

La colección del CAAC alberga el conjunto más extenso que sobre el Equipo 57 poseen distintas instituciones culturales. En total son 230 obras, de las que podemos señalar siete pinturas, tres esculturas, dos muebles, 35 gouaches, 164 dibujos y 12 estampaciones, además del archivo cercano al millar de elementos (sólo en cartas conserva más de 800 misivas en papel). Nunca expuesto en su tremenda amplitud, su presentación ahora en la sede cordobesa del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, en un espacio experimental como es el C3A, reivindica no sólo la capacidad transformadora que posee el arte más comprometido con su tiempo, sino también la búsqueda de dispositivos que permitan entenderlo como un método de conocimiento.

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